Canto a los festines paganos de mi decadencia

Introducción

Soneto, para Javier
Fernandez de la Reguera

Yo soy un desertor, un presidiario
con sangre coagulada en cada artéria,
con hético mirar de cara seria
forjada por el hambre en el calvario.


Yo soy un anarquista temerario
templado sobre el yunque de la heria
y acaso fermentado en la miseria
de mi mundo ruín y solitario.


Yo soy un no sé qué ... ¡porque lo siento!,
que vivo sin vivir en mis buhardillas
cercado de miseria y cochambre.


Yo soy primera piedra de un cimiento
que un loco proyectó en dos mil cuartillas
y no lo terminó ... ¡murió de hambre!.

Contesto

A Pedro Mendiábal, poeta por su
epístola en verso a Ramiro D'Javer

Porque hay silencio en el espacio muerto
yo puedo en mi silencio contestarte.
Me bastaría, hermano, con mirarte
para verte desnudo y descubierto.


Contesto en mi silencio. Así es el Arte:
paradoja mística, seno abierto,
frase densa escuchada en el desierto,
aberración del todo por la parte.


La vida está en el plano. Es un proyecto
escrito, de horizontes verticales,
un dédalo de ideas surreales.


Hermano, y para ser mejor, perfecto,
en mi danza labial, risa macabra,
contesto sin decirte una palabra.