lunes, noviembre 26, 2012
Adiós mi luna. Adiós mi llave de estrellas.
Hoy amanece lloviendo. El día se solidariza con mi alma y vierte las lágrimas que yo no puedo verter. Anoche te perdí, mi llave a las estrellas. Hoy un cielo sin estrellas será esta noche, y muchas noches hasta volver a ver otro rayo de Sol.
Las estrellas por azar nos unieron, y ahora por destino nos separan. Pero el destino es caprichoso y una sola estrella es capaz de cambiar el destino de una flota, de un galeón, de mi bergantín pirata que surca los mares a la deriva. A la deriva pero con un rumbo, a las estrellas.
Tu luna cambiante fuiste durante días mi barco, en el que dormí placidamente. Barco que asalté al amanecer, barco que me asaltó primero y de cuyo embrujo nunca me libraré del todo.
Ahora llena, en lo alto, lejos de mi, me dices adiós con las lagrimas que el día derrocha en mi ventana. Pero se que como hoy llena y lejos estas, inalcanzable en lo alto del cielo. Otro día volverás a ser barco, vacía, sola rodeada de estrellas en el horizonte.
Ese día, tan solo un rayo de tu luz toque mis velas y mis mil bucaneros entraran dentro de ti llenándote de júbilo. Y nada ni nadie podrá impedir que se produzca de nuevo, un eclipse de sol.
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